Siervos como misioneros

“No somos llamados para ayudar a la gente. Somos llamados a seguir a Jesús, en cuyo servicio aprendemos quiénes somos y cómo ayudar y ser ayudados.” STANLEY HAUERWAS Y WILLIAM H. WILLIMON

Servimos a la gente entrando en una relación de amor y compromiso mutuo.

El servicio puede verse mejor en las primeras etapas cuando estamos dispuestos a ajustarnos a los patrones culturales locales, incluyendo el aprendizaje del idioma. Jesús entró al contexto humano (Jn. 1:14), se ajustó a la cultura judía (Lc. 2:52) y vivió entre nosotros para que cuando fuese el tiempo correcto lograse la redención de todos los que creyesen. Esto, por supuesto, es efectividad en la tarea. Jesús sirvió de manera exquisita en estas tres áreas, sugiriendo que de la misma forma podemos ser siervos a otros.

Pienso que la mayoría de las personas que van al extranjero están muy bien equipados en la efectividad de la tarea, es decir, técnicamente son competentes para hacer el trabajo porque la mayoría de las escuelas y talleres se enfocan en las habilidades en el trabajo.

¿Qué podrían hacer los misioneros para ministrar de manera más efectiva el evangelio de Cristo en su cultura?

“Los misioneros podrían ministrar de manera más efectiva el ministerio de Cristo si no pensaran que son muy superiores a nosotros.”

Las buenas intenciones son insuficientes cuando se entra a otra cultura. También debemos ser equipados con el conocimiento y competencias para funcionar hábilmente.

El servicio es un esfuerzo conciente de escoger una dirección y un conjunto de valores por encima de otros. No hay misterio aquí. La premisa básica es que tenemos un modelo del servicio verdadero en Cristo, pero debemos seguirlo en su rol de siervo humilde, no en sus roles de Señor y Cristo (cap. 3).

“Sostener una doctrina u opinión sólo con el intelecto es no creerla. La creencia verdadera de un hombre es aquella que vive.” GEORGE MCDONALD

Cuando Dios escogió conectarse con los humanos, lo hizo como siervo. Era la forma más improbable de conectarse, porque los siervos usualmente son invisibles. Visten uniformes blancos, realizan tareas humildes, permanecen en silencio por largo tiempo, y si son efectivos, parecen no estar allí. Las personas los ven pasar y raras veces los reconocen hasta que son llamados para una tarea. Tienen pocos derechos, su poder insignificante y su estatus son polvo.

Cross-cultural Servanthood: Serving the World in Christlike Humility (Duane Elmer)

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