Consejos para Predicadores

Consejos para Predicadores. Los objetivos de una predicación genuina son para «despertar la conciencia por medio de la santidad de Dios, para alimentar la mente con la verdad de Dios, para purificar la imaginación por medio de la belleza de Dios, para abrir el corazón al amor de Dios, para consagrar la voluntad al propósito de Dios». En otras palabras, Dios es la meta al predicar, Dios es el fundamento de la predicación. James Stewart.

  1. La preparación para predicar empieza con oración y planificación.
  2. Procura no aceptar invitaciones los sábados en la noche.
  3. La gente no solo paga al predicador por predicar. Le pagan por dar su tiempo completo para pastorear la iglesia.
  4. En I Pedro 5, vemos que el pastor tiene dos responsabilidades: Alimentar al rebaño, y cuidarlo (administrarlo).
    La predicación del pastor debe ser su primera prioridad. Cada pasaje sólo tiene una interpretación correcta. Una vez que hemos determinado la interpretación correcta de la Escritura podemos hacer 100 aplicaciones de este pasaje.
  5. Los ingredientes importantes en la predicación son: Contenido — la ciencia de predicar y entrega — el arte de predicar.
  6. Si es posible un bosquejo aliterado, puede ayudar a la congregación al procurar recordar el mensaje. Debemos predicar la Biblia y referirnos frecuentemente al texto de la Biblia. Esto ayudará a que la gente mantenga su Biblia abierta durante todo el mensaje.
  7. Cuando consideramos lo que vamos a predicar debemos recordar que estamos predicando la Biblia. Que es lo que está diciendo Dios en la Biblia. Siempre debes tener una gran dirección y un gran propósito con tu mensaje. Apela y da la invitación que va a ahondar tu meta y dirección. Predica lo que encuentres en la Palabra de Dios y no lo que encuentras en otros sitios.
  8. Cuando estas predicando pon énfasis, donde pone Dios el énfasis. El predicador siempre debe levantar al Señor Jesucristo. Si Jesucristo no está en el mensaje entonces no debes predicar el mensaje.
  9. El predicador es como un detective bíblico. El escudriña las escrituras para ver los que Dios está diciendo. Mientras estás buscando las escrituras ve como Dios te habla a ti.
  10. Alguien ha dicho que la prueba de ácido para la piedad del predicador, es si refleja su manera de hablar cuando no está en el púlpito, o sólo tiene más energía y fuerza cuando está predicando. No necesitamos desarrollar una voz separada para el predicador y su uso en el ministerio.
  11. Vivimos en una época de gente bíblicamente, analfabeta. Si el predicador busca su texto y los versículos que lo apoyan, esto ayudará a su gente, en vez de solo citarlos. La primera palabra de nuestra boca debe ser un dicho o algo que capture el interés de la gente.
  12. Recuerda que siempre debes predicar con un propósito. Tiene que haber una meta específica en nuestra predicación.
    Uno de los errores más comúnmente cometidos por un novato en el ministerio es el de procurar predicar demasiado en un sólo mensaje, llevar un tema muy amplio al púlpito.
  13. Uno de las maneras de mejorar nuestra predicación es acercarnos al texto usando bien el contexto. Muchas veces la predicación bíblica falla, porque el predicador yerra al no saber el contexto del pasaje de la Escritura que está usando.
    En el tiempo que estás preparando el mensaje debemos bañar cada paso con oración.
  14. Si el mensaje no puede ser expresado en una sola oración, entonces el no esta listo para ser predicado
  15. Siempre debes ser un predicador bíblico. Empieza con un texto bíblico.
  16. Como pastor y predicador tú no puedes separar otras partes del ministerio de tu predicación. Lo que tú aprendes cuando tratas con tu gente, te ayudará en el púlpito.
  17. Nuestros corazones deben arder y según Lucas 24 la única manera de lograrlo es cuando Jesús nos habla en el camino.
  18. La preparación del mensaje debe ser tan espiritual como la misma predicación.
  19. Debemos depender de Dios tanto en la preparación del mensaje, como en la entrega del mensaje
  20. Sobre los años vas a darte cuenta que pasamos por etapas en cuanto al énfasis en tu ministerio.
  21. Siempre debemos recordar que hay cierta cantidad de dolor en la predicación. El predicador aprender que al predicar un mensaje sale algo de él y nunca se puede escapar de esto.
  22. Uno de los secretos más grandes en la preparación es la «preparación» más larga. Se necesita una vida entera para preparar un mensaje. Así estamos más aptos en dejar que el esta atención que quizás normalmente no notaríamos
  23. El predicador necesita un buen descanso el sábado en la noche
  24. Mientras que va leyendo con devoción y estudiando la Biblia, debe estar buscando palabras y frases claves.
  25. Al comienzo de la preparación del mensaje debemos poder escribir una conclusión del mismo, para justificar el esfuerzo que estás invirtiendo en el mensaje. La manera en que vamos a concluir el mensaje revela su propósito.
  26. Predicar debe ser uno de los gozos más grandes de la vida del predicador. La preparación puede ser de tanto gozo como la misma entrega del mensaje. De verdad no hay un minuto en la vida del predicador en que no esté pensando en la predicación.
  27. Un predicador de verdad llamado así es bien serio en cuanto a su llamado a predicar, tiene una ansiedad para estudiar, aprender y usar lo que le han dado al entregar el mensaje de Dios y ayudar a la gente. Posee una preocupación y compasión para su gente.
  28. La predicación es la declaración de la verdad y la manera de presentarla.
  29. Que tu mensaje siempre sea lo que brota de tu estudio y meditación de la Biblia y que sea algo que Dios está haciendo en tu vida.
  30. Que entregues tu vida al estudio y la predicación de la Palabra de Dios.
  31. Que tu mensaje tenga una meta principal adonde te diriges en todo momento.
  32. Prepara la invitación primero. Si no sabes que es lo quieres que decidan al final de tu mensaje, no sabes a qué invitarlos y entonces no sabes dónde vas.
  33. Usa un bosquejo. Aprende a sacar de la Biblia una idea y a organizarlo en una forma que la gente puede captar y llevarla a casa.
  34. Organiza tu Escuela Dominical para cubrir una parte de lo que quieres que tu gente estén aprendiendo.
  35. Desarrolla un plan anual. Tienes que saber dónde quieres ir y qué quieres lograr y cómo vas a proceder a la meta.
  36. Debes estar consumido con tu mensaje. Vive tu mensaje.
  37. Pide la llenura del Espíritu Santo y su poder.
  38. Enamórate de tu gente. Conócelos y aprende cuáles son sus necesidades y como tú puedes ayudarles por medio de la Palabra de Dios.
  39. Usa tu ministerio para edificar a tu gente y no tu gente para edificar tu ministerio.
  40. En el Antiguo Testamento «predicar» quiere decir: llamar, clamar, leer, proclamar, recitar, en voz alta o fuerte; llevar buenas nuevas, publicar, anunciar, ser mensajero.
  41. Y en el Nuevo Testamento quiere decir: proclamar en forma de un heraldo, siempre con la idea de gravedad, seriedad, y autoridad que se tiene que escuchar y obedecer, publicar y proclamar, anunciar buenas nuevas, declarar y proclamar las buenas nuevas.

Las reglas de Homilética no pueden por sí mismas producir predicadores eficaces. El alumno tendrá que llevar juntamente con esta tarea, un don y aún más allá de esto un deseo insaciable de poner vida y fuego al pasaje de las Escrituras, para encontrarse con las vidas de los oyentes. Un gran predicador dijo una vez que nunca había conocido a un hombre que tuviera cualquier valor para el ministerio, que no tenía un deseo que le hacía infeliz si no podía ver el fruto de su labor.

Mateo Simpson en sus Conferencias sobre la predicación dijo lo siguiente: «Su trono es su púlpito; se para en el lugar de Cristo; su mensaje es la Palabra de Dios; alrededor de él son las almas inmortales; el Salvador invisible está a su lado; el Espíritu Santo descansa sobre la congregación, los ángeles velan sobre la escena, y el cielo y el infierno esperan el suceso«. ¡Qué asociaciones y cuan grande la responsabilidad!

Hoy en día la predicación no se estima como en los días antiguos. Quizás hay una variedad de razones. Uno sería, que el pastor y predicador se ve como el líder intelectual o aún espiritual. La actitud hacia el predicador ha cambiado. Ya se ve como un conjunto blando: amable, amigable, boy scout, que quiere ayudar a todos, las ancianas le aman y las jóvenes saben que es bien reservado con ellas, es como el padre de los jóvenes, compañero de los solitarios, uno que asiste a todos las reuniones y fiestas con sonrisa y dando la mano a todos, pero, no se encuentra como el profeta de la Biblia con la Palabra de Dios para el hombre de hoy. Vivimos en una sociedad donde hay mucha competencia. La televisión, los deportes, el radio, etc. están compitiendo para ganar la atención de nuestra gente. Aún mucho más importante es que como muchos dudan de la Biblia, al predicador le ha sido robada su autoridad. Por esto muchas veces se relaja o baja sus convicciones a tal punto que está haciendo dramas, esketches, juegos, etc. para atraer a la gente. Estamos en malas condiciones, tanto como el pueblo de nuestro Dios.

Sin embargo, si tú crees la Biblia entonces sabes cuán importante es la predicación de la Palabra de Dios. Mira la actitud de Pablo al escribirles una carta, pero, todavía quiere ir a predicarles el mensaje cara a cara. Romanos 1:11-12, 15. Hay un poder que pasa por la predicación que aún la Palabra escrita infalible, y sin error no puede reemplazar. Mira quién nos ha salvado a nosotros según Pedro: I Pedro 1:23, 25. Otro ejemplo es I Tesalonicenses 1:9-10, 2:13. Por esto Pablo dice a su discípulo que debe prepararse para predicar y predicar con todo. II Timoteo 4:2.

La predicación debe mover tanto al hombre que no puede evitar el derramar su predicación con pasión y fervor. Cuando el predicador habla como el heraldo el debe clamar «la Palabra». Nada menos puede llamarse legítimamente la predicación cristiana.

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