La Mala Influencia de la Televisión en los Niños. «A los padres les preocupa la influencia que la televisión pueda tener sobre sus hijos y ante la confusión de cómo afrontar el tema, la Liga de Amas de Casa, explica que enseñar a los niños a ver la TV con sentido crítico y a ser capaz de encenderla o apagarla según el tipo de programa emitido va a depender de manera exclusiva de la familia…
A la TV se le atribuyen efectos negativos como:
Trastornos oculares debido a la mala iluminación, distancia inadecuada, imagen desenfocada, etc. Las condiciones ambientales favorables para verla son: Iluminación moderada y situación del televisor en la habitación de manera que no provoque reflejos en la pantalla. Separación aceptable de acuerdo al tamaño de la pantalla (2.5 a 3 metros para un tamaño normal). Hay que acostumbrar al niño a guardar la distancia, ya que tiene tendencia a acercarse mucho.
Trastornos del sueño. La visión de programas inmediatamente antes de acostarse o demasiado excitantes, crueles, ruidosos, etc., pueden provocar insomnio o pesadillas.
Además, quedarse hasta muy tarde quita al niño horas de descanso. Conviene acostarlo antes de que empiece a ver un programa determinado, pues de lo contrario querrá quedarse hasta el final. Si los padres ven los programas de noche deben evitar que llegue el ruido a la habitación donde el niño duerme.
Fatiga y tensión nerviosa. Puesto que el niño carece todavía de capacidad para fijar la atención durante largo rato en una misma actividad, ver la TV mucho tiempo seguido le provocará fatiga y tensión nerviosa (aquí recomiendan que cualquier persona mayor de nueve años no debe de sobrepasar las dos horas).
Adquisición de hábitos de consumo negativos. La TV dedica mucho tiempo a los anuncios dirigidos a los niños. Hay dos temas predominantes. Por un lado, las golosinas -caramelos, chicles, gaseosas- innecesarias en una dieta normal, cuando no perjudiciales para la salud, pues pueden provocar obesidad, caries, inapetencia, problemas digestivos, etc., y por otro lado, juguetes, que son en general estereotipados, pasivos y faltos de creatividad. El único afán de este tipo de publicidad es el de despertar el hábito de consumir por consumir.
Adquisición de modelos de comportamiento antisocial y agresivo. La violencia es un tema bastante frecuente en las series de TV. Muchos espacios dedicados a los niños están saturados de actos violentos y antisociales, como asesinatos, peleas, robos, amenazas, chantajes, torturas, mentiras y venganzas. Se ha podido observar que la visión de tales actos induce a igual comportamiento, sobre todo cuando estas conductas se aprecian en los héroes, pues el niño tiende a imitarlos».
Fuente: Artículo tomado de «El Comercio» Lima, Perú, julio de 1996