Crecimiento Dinámico por Dale E. Galloway

Dale E. Galloway es el pastor principal de New Hope Community Church en Portland, Oregón, EE.UU. En 1972, sin dinero ni gente alguna, emprendió un ministerio de esperanza para los millares que no asisten a su iglesia en Portland. El crecimiento de esta iglesia fue extraordinario. En los primeros diez años aumentó de cero a mil miembros. Y posteriormente, en los últimos diez años, ha crecido hasta llegar a seis mil miembros, con ministerios semanales de más de cinco mil quinientas personas.

A continuación transcribimos algunos de los principios que enseña en cuanto al crecimiento dinámico de la iglesia.

Pon la oración en el corazón de tu vida personal y de la vida de la iglesia.

Muchos piensan equivocadamente que si consiguen de alguna manera el programa correcto, entonces el crecimiento de la iglesia será automático. Este es un enfoque equivocado. El poder impulsor tras la iglesia creciente es la oración ferviente.

A comienzos del libro de los Hechos vemos que las señales y prodigios, y la explosión de crecimiento de la iglesia, fueron el resultado de la oración. El poderoso movimiento de Dios en una iglesia nunca tiene lugar sin oración. Por lo tanto, como líderes de iglesia debemos hacer una prioridad de la oración en nuestra vida personal, y ser modelos de oración para nuestras congregaciones.

Una característica que encontrarás en toda iglesia creciente es que la oración ha recibido un lugar central en la vida de la iglesia.

Lleva a la gente a una comunión personal con el Espíritu Santo.

La Biblia lo dice en Zacarías 4:6: «No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los ejércitos» (BLA). Donde se da derecho de paso al Espíritu Santo y se le responde con las palabras: «Sí, Señor, sí», muchos de nuestros errores e insuficiencias serán más que compensados, y la obra del Señor será bendecida y multiplicada muchas veces.

Cada página de la historia de la Iglesia de los primeros tiempos está llena con la persona del Espíritu Santo. Fue el Espíritu Santo actuando en y por medio de los actos de los discípulos lo que hizo que la Iglesia tuviera un crecimiento exponencial.

Por medio del Espíritu Santo fluye la salvación en el nombre de Jesús. Por medio del Espíritu Santo fluye la sanidad en el nombre de Jesús. Por medio del Espíritu Santo la gente es llamada y motivada al ministerio. Por medio del Espíritu Santo los desesperados reciben nueva esperanza. Por medio del Espíritu Santo el quebrantado es hecho íntegro. Por medio del Espíritu Santo los apenados encuentran que su noche es transformada en un cántico nuevo en la mañana.

El líder que quiere pastorear una iglesia dinámica conocerá al Espíritu Santo y dirigirá a su gente a la vida llena del Espíritu. Sin gente que sea llenada con el Espíritu Santo, que tenga comunión con el Espíritu Santo y que fluya en el Espíritu Santo, el crecimiento de la iglesia no será una realidad.

Organiza tu iglesia con el sistema de células caseras.

Para el crecimiento máximo, para la evangelización efectiva, para el discipulado, para ganar gente y mantenerla, destaca en tu iglesia los grupos de células.

No importa cuán buena sea tu prédica, tu música o todo lo demás de tu iglesia; si no involucras a la gente en algún grupo pequeño de comunión, perderás a muchos en un término de dos años. En toda ciudad grande hay una gran cantidad de gente que flota de una iglesia a otra, sin nunca comprometerse realmente como debieran.

El sistema más grande que puedes tener para mantener personas es el sistema de células.

En nuestra iglesia tenemos de seis a doce familias que pertenecen a cada grupo celular. El líder del grupo es un pastor laico que está cada semana en entrenamiento, recibe instrucciones y es supervisado por un pastor de distrito y un pastor ayudante.

En la sesión de entrenamiento semanal cada pastor laico entrega un informe escrito. El pastor titular o uno de los pastores de distrito enseña la lección para la semana entrante. Los pastores laicos enseñan entonces esa lección a sus grupos de células que se reúnen en algún momento que hayan escogido.

Desarrolla y fomenta los ministerios que satisfacen las necesidades de la gente

Uno de los secretos del éxito es hallar una necesidad y satisfacerla. Encuentra una herida y sánala. La manera de establecer un ministerio que satisface necesidades es encontrar una gran necesidad padecida por muchas personas. Luego, encontrar cristianos que tengan los dones espirituales para ministrar a esa necesidad y que tengan la visión y el corazón para ver lo que Dios puede hacer por medio de tal ministerio. Estos líderes pueden ser personas del equipo o laicos, que tengan el corazón y el tiempo para el trabajo.

Efesios 4:12 deja en claro que el pastor y los pastores del equipo tienen que «Perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo». Los cristianos felices sirven a los cristianos. Nuestro trabajo de líderes es movilizar a nuestra gente para el ministerio.

Así, en cada aspecto del ministerio, tenemos períodos para reclutar y entrenar, y seguimos motivando y exhortando a la gente en su participación en el ministerio particular en el que sirven.

Nuestro ministerio de pastor laico ofrece tres diferentes sesiones de entrenamiento cada semana. Hacemos esto para que cada uno de nuestros 525 pastores laicos pueda estar en una de las sesiones de entrenamiento semanal. Pero no solo tenemos entrenamiento para los pastores laicos, sino que tenemos entrenamiento para toda otra área de ministerio.

En fecha reciente completamos una valiosa herramienta de entrenamiento para usar en nuestras sesiones de entrenamiento de pastor laico, la que se titula «Destrezas del Ministerio para Líderes de Pequeño Grupo». Esta herramienta consiste de cincuenta y dos lecciones individuales para ayudar en el equipamiento y preparación de nuestra gente para sus ministerios. Por medio de esta herramienta nuestros pastores laicos recibirán asistencia para ayudar en el desarrollo de habilidades, las que no solo mejorarán su potencial de líderes, sino que fortalecerán a todos nuestros pequeños grupos.

Estoy convencido de que la participación en el ministerio debe tener lugar con entrenamiento de las destrezas del ministerio. Ambos se complementan. Cuando uno se separa del otro, no obtiene el producto que se necesita para ser realmente efectivo en la obra de Cristo.

Edificar un equipo de personal de tu propio cuerpo local.

Mientras escribo esto, tengo actualmente treinta empleados de planta. Esto abarca al portero, las secretarias y todo el personal de ministerio. Noventa por ciento de estas personas han salido de nuestro propio ministerio. Estamos constituyendo nuestra propia planta.

Todavía no he pasado por algún problema grande con alguien del equipo que haya salido de nuestro ministerio. Los pocos problemas que he tenido con la gente de planta en el curso de los años, siempre han sido con personas traídas de afuera.

La gente ha venido en busca de trabajo, o yo he andado buscando a alguien para desempeñar un trabajo. Pero la gente que ha sido contratada desde dentro de la iglesia no se ve como solo «teniendo un trabajo». Son partícipes plenos de la misión y del ministerio de la Nueva Esperanza. Ellos harían la obra del ministerio sin remuneración. Sé eso porque han hecho la obra del ministerio sin recibir pago antes de ser puestos en el equipo. Son enseñables, dóciles, leales y comprometidos con la visión y el ministerio de la Iglesia de la Comunidad de la Nueva Esperanza.

Si eres un pastor titular y quieres construir un equipo fuerte, que entienda tu visión y que ministre de acuerdo con tu estilo, entonces construye tu personal de la gente que ya está triunfando en la obra del ministerio de tu iglesia. Creo que es bíblico que la gente sea fiel en una área del ministerio antes de ser ascendidos al siguiente nivel del ministerio. También esto ofrece una fuerte motivación para que todos los que se ofrezcan voluntariamente al ministerio, sepan que pueden tener una oportunidad de trabajar a tiempo completo para el Señor en la planta de personal de la iglesia.

La gente talentosa de tu propio ministerio trabajará de todo corazón para ti en el equipo pastoral si le das la oportunidad. Págales aproximadamente lo mismo que ganan en empleos seculares antes de que los desafiaras a ingresar a tu equipo. Te sorprenderás de la facilidad con que responden.

Procura la excelencia del ministerio, desde arriba hacia abajo.

Que el equipo procure la excelencia del ministerio da un aire de respeto y dignidad a toda la congregación. El pastor titular y los otros miembros del equipo establecen el ritmo. Lo que emprendas, hazlo bien y de primera clase. Si predicas sermones, prepáralos como un profesional. Si enseñas en un curso, hazlo en forma óptima. Si administras negocios de la iglesia, hazlo en forma empresarial, de primera clase. El edificio de la iglesia no tiene que ser lujoso, pero debe ser atractivo y bien mantenido. Nuestro propósito es dar gloria al Señor. Queremos darle lo mejor de nosotros, para que lo mejor de Él pueda fluir por medio de nosotros a las vidas de las personas de nuestra comunidad.

Apóyate en tus puntos fuertes y refuerza tus debilidades.

Ten la sabiduría se reconocer tus puntos fuertes y, agradecido de Dios, apóyate en esas fortalezas. Allá por el 14 de octubre de 1972 cuando, sin nadie más, mi esposa Margi y yo lanzamos el ministerio de la Iglesia de la Comunidad de la Nueva Esperanza, usamos nuestros puntos fuertes. Margi cantaba muy bien y yo tenía la habilidad de predicar sermones para inspirar a la gente. Así que esas fueron las dos cosas en que nos especializamos en nuestro ministerio. Haz aquello en que en los primeros años puedas tener éxito y edifica sobre los triunfos.

Hace unos dos años, uno de los hombres de negocios del directorio de mi iglesia me formuló esta pregunta: «Pastor, ¿cuáles son las debilidades de nuestra iglesia?» Le sonreí y empecé a hablarle de todas las cosas maravillosas que estábamos haciendo. Él profundizó un poco más y dijo: «No le pregunté por nuestros triunfos, sino cuáles son nuestras debilidades». Y siguió explicándome que en su negocio él no realiza mejorías si no está dispuesto a considerar las debilidades.

Después de que se fuera, en ese día escribí cinco áreas de ministerio que yo pensaba que mostraban ciertas debilidades. Sorprendentemente, seis meses después cada una de esas debilidades había sido convertida en una nueva fortaleza.

Ten el coraje de mirar los aspectos débiles en tu iglesia y, luego, ponte a mejorarlas hasta que lleguen a ser fortalezas. No hay iglesia donde no haya lugar para mejorar.

Cada vez que mejoramos algo en nuestra iglesia, nos preparamos para ser más efectivos en el ministerio de nuestro Señor.

Usa al máximo tu edificio, mientras lo preparas para el futuro.

Antes de terminar nuestro auditorio teníamos una activa y vivaz iglesia de 4.000 personas, en un edificio diseñado para 500 a 600 personas. Lo hacíamos multiplicando los servicios dominicales y los ministerios múltiples de cada día y noche de la semana. La forma de hacer crecer una iglesia es usando al máximo el empleo de sus instalaciones.

La mayoría de las iglesias cometen el error de construir demasiado pronto sus edificios. Personalmente creo que los expertos en crecimiento de iglesia se equivocan al sugerir que la iglesia no crecerá más cuando se llena 75% de los asientos. Lo que yo quiero saber es ¿por qué no? ¿Por qué no puedes tener dos servicios en vez de uno? ¿Por qué no puedes tener cinco o seis servicios dominicales? Cada vez que agregas un servicio aumentas el ingreso y reduces los gastos fijos generales. No creo que una iglesia esté lista para construir hasta que no llene su edificio varias veces en los domingos.

Esto no significa que no planifiques temprano la construcción. Importa mirar adelante y empezar a planificar la construcción para abrigar la visión que Dios ha puesto en tu mente y corazón. Piensa en cosas como el acceso. Piensa mucho en el estacionamiento. No puedes construir una iglesia grande sin exceso de estacionamiento. El sitio de estacionamiento es tan importante, si es que no lo es más que la clase de edificio que construyas. Piensa mucho y bien en el sonido e iluminación. No sirve para nada construir un edificio hermoso si la gente no puede ver ni oír lo que pasa en el servicio. Construye tu edificio pensando en los ministerios que tienes y en los que vas a tener. No entregues el liderazgo a un arquitecto sino dile cuáles ministerios deben facilitarse dentro de un edificio inspirador.

Para que haya crecimiento sé un pionero, no un colono.

Los colonos van a lo seguro, mientras que los pioneros van a la aventura nueva. Cada año debes agregar algo nuevo. Si no lo haces así, estás diciéndole a la gente: «Nos hemos parado, no vamos a crecer más». Una iglesia creciente será una iglesia que se expande a nuevos ministerios.

Una iglesia no puede quedarse estática. O será una pionera y seguirá adelante, o si se vuelve como un colono, empezará a morir. Las semillas de la decadencia echan raíces cuando la iglesia deja de avanzar. Dios nunca concibió que vivamos como colonos. Como lo dice el antiguo cántico: «Este mundo no es nuestro hogar, estamos solo de paso». Dios nos ha elegido y llamado a hacer cosas «aun mayores que esas».

Me gustan estas palabras de un autor desconocido: «No te aflijas por mí que estoy por empezar una nueva aventura. Ansioso estoy de pie, listo para partir. Yo y mi inquieto corazón de pionero».

Tomado del libro: Visión 20/20, de Dale E. Gallowa, Editorial Unilit

 

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