Regeneración y Salvación

Regeneración y Salvación

Juan 3:7: «No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.»

Juan 1:11, 12: «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.»

I de Pedro 1:23: «Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.»

Santiago 1:18, «El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.»

Tito 3:1-5, «Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en e1 Espíritu Santo.»

La palabra «regeneración» significa «ser regendrado» o «engendrado de nuevo.» Fuimos la primera vez nacidos de genes físicos; la segunda vez fuimos nacidos de los genes espirituales. La primera vez fuimos nacidos de genes de nuestros padres terrenales; la segunda vez fuimos nacidos de genes divinos. Esto es exactamente lo que nos dice en Juan 3:5, 7: «Respondió Jesús: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.»

En el versículo 7, cuando dice: «Os es necesario nacer de nuevo,» la palabra griega usada aquí es la misma que en genes. Esto quiere decir: «Os es necesario ser engendrados de nuevo.» No importa cuan bueno se vuelve el hombre natural; éste no ha sido engendrado correctamente. El puede mejorarse a sí mismo, ser bautizado, tomar la comunión, hacerse miembro de una iglesia, o reformarse, pero continúa siendo un hombre natural, porque lo que nació fue nacido de genes naturales. Esta es la razón por la cual no puede comprender las cosas de Dios. I de Corintios 2:14, «Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.»

Estos nuevos genes necesitan ser nacidos de Dios. Juan 1:11, 12: «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos lo que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.» Los genes de papá y de mamá no sirven; necesitamos ser engendrados de Dios. La palabra «nacido» en este pasaje viene de una palabra raíz, que significa «engendrado.» La primera vez somos nacidos de genes temporales. Si hemos de vivir para siempre, debemos ser nacidos de genes «eternos.» Juan 3:7, «No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.» Dios está diciendo aquí que el Eterno necesita engendrarle a usted si ha de tener usted vida eterna. El Principio debe engendrarle a usted. Aquel que siempre fue necesita engendrarle. La misma palabra se encuentra en Juan 1:1: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y e1 Verbo era Dios.»

Apocalipsis 22:13, «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y e1 último.» La vieja naturaleza no puede vivir para siempre porque es nacida de genes naturales. Esta naturaleza viene de su padre terrenal. Para que una persona sea nacida de nuevo, necesita ser engendrada de arriba por genes eternos.

¿Qué son estos genes eternos? Son la Palabra de Dios. Santiago 1:18, «El, de su voluntad nos hizo nacer por la palabra de verdad para que seamos primicias de sus criaturas.» La palabra «nacer,» aquí viene de la misma palabra engendrar. Nosotros somos engendrados por la Palabra de Dios. I de Pedro 1:23, «Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.» Una vez más, aquí tenemos la misma palabra. Necesitamos ser engendrados por algo que es eterno. Esto significa algo que fue y siempre será o existirá. Esto es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios no fue escrita cuando los hombres de Dios la escribieron en la antigüedad sobre papel o otras materias. ¡La Palabra de Dios siempre fue! Salmo 119:89, «Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos.»

Alguién dijo que la Palabra de Dios no fue escrita por el hombre; la Palabra de Dios estaba escrita en el Cielo antes de que existiera ningún hombre. Pero necesitamos ir más allá de esto. ¡No hubo jamás un tiempo en que no existiera la Palabra de Dios! ¡La Palabra de Dios siempre fue y siempre será! Hasta este punto, si mis genes fueron siempre y siempre serán, entonces mi salvación siempre fue y siempre será. Mis genes son eternos; y así es la vida que me dieron, eterna. Los genes, pues, son la Palabra de Dios, la cual es la preciosa simiente del Salmo 126:5,6 «Los que sembraron con lágrimas con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.»

Por tanto, esta simiente incorruptible, da vida incorruptible. I de Juan 3:9: «Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, por que es nacido de Dios.» La simiente nunca fue nacida, por lo tanto, no puede morir. La vida que ella trae consigo nunca fue nacida, y así, pues, no puede morir. De acuerdo a la duración de la simiente, es la duración de la vida. ¡Que insensato es para uno el pensar que puede obtener vida eterna por medio de mejorar su vida temporal! Exactamente como el primer nacimiento, el cual es natural y traído por genes naturales, produce una vida la cual es natural y no eterna, de igual modo el segundo nacimiento, que es producido por genes que son eterno, trae consigo una vida que es eterna; pero, para que sea eterna, necesita ser incorruptible! Es una tontería el pensar que una vida traída por simiente corruptible puede producir una vida incorruptible y eterna. Esta vida que hay en mí, que fue nacida de mi madre y de mi padre el día 26 de Mayo de 1973, puede pecar, porque fue producida por simiente corruptible; es decir, por genes corruptibles. Y, por consiguiente, puede morir. Esta vida que fue nacida en mí el 10 de mayo de 1994 no puede pecar porque vino de simiente incorruptible; es decir, de genes incorruptibles. Entonces no puede morir, y por lo tanto, no puede, de ninguna manera, venir de simiente corruptible. Uno no puede hacer nada a la vida producida por simiente corruptible para hacerla incorruptible y, por consiguiente, eterna. Ni puede esto que es hecho por simiente corruptible anular lo que fue hecho por la simiente incorruptible. Una vida que fue producida por simiente incorruptible no puede ser anulada por una vida que procede de simiente corruptible, lo cual quiere decir que, los hechos del hombre natural no pueden parar la vida del hombre espiritual. En otras palabras, tal y como un hombre no puede hacer nada para ser salvo, tampoco puede hacer nada una vez salvo, para ser no salvo. Tal y como los hechos de la carne no pueden producir la nueva vida, los hechos de la carne no pueden anular la nueva vida. La vieja naturaleza puede luchar contra la nueva, como menciona el apóstol Pablo en Romanos, capítulo 7, pero no puede destruir la nueva naturaleza, porque la nueva naturaleza procede de simiente incorruptible, la cual es eterna y produce una vida incorruptible, que es eterna, y no puede perecer. Juan 3:16: «Por que de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.»

Esto es el porqué la salvación no puede ser por obras. Los genes físicos pueden volver una nueva hoja. Los genes físicos pueden reformarse, pero los genes físicos no pueden causar o producir un nuevo nacimiento que trae consigo una nueva vida que es eterna. La vida eterna debe proceder de genes eternos. La vida espiritual debe tener su procedencia de los genes espirituales. Esta vida es producida cuando estos genes espirituales, los cuales llamamos la Palabra de Dios, hacen contacto con la fe. En este momento, somos re-engendrados o «regenerados.» Ha sido nacida una nueva naturaleza en nosotros que nunca peca y por esto, nunca puede morir. Esta nueva naturaleza producida por los genes de Dios, a saber, la Palabra de Dios, entra en conflicto con la vieja naturaleza producida por los genes de nuestros padres. Esta guerra continúa, pero, de necesidad, terminará en victoria por el eterno, cuando la vieja naturaleza revela finalmente la debilidad de sus genes y sucumbe a la muerte. Como quiera que sea, desde que El que mora en nosotros es mayor que el que está en este mundo, la nueva naturaleza puede tener supremacía sobre la vieja en cualquier momento o conflicto con la vieja.

Eso debiera animar a los hijos de Dios que desean ganar a otras personas para Cristo a usar la Palabra de Dios. No es nuestro argumento o nuestro razonamiento, ni nuestra personalidad, brillantez o desenvoltura que produce el nacer de nuevo en la gente. Es la Palabra de Dios, (es decir, los genes de Dios) que produce el nuevo nacimiento en los pecadores. Esta es la razón por la cual la Biblia nos recuerda que la gente no creería simplemente porque uno se levantara de los muertos. Las historias tristes están bien. Buenos testimonios son espléndidos, pero las personas no son regeneradas por medio de buenos testimonios; son regeneradas por la Palabra de Dios. Por esta razón debe ser usada, debe ser predicada, debe ser enseñada, debe ser aprendida, debe ser memorizada, debe ser esparcida, y debe ser conocida. Si, debemos ir. Mateo 28:19, «Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.»

Sí, debemos llorar. Salmo 126:5, «Los que sembraron con lágrimas con regocijo segarán.»

Sí, debemos predicar. Marcos 16:15: «Y 1es dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.» Sí, debemos enseñar. Mateo 28:20, «Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos 1os días, hasta e1 fin del mundo. Amén.»

Pero todo esto es en vano a menos que usemos la simiente, cual es la Palabra de Dios. Salmo 126:6, «Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.»

Cuando usamos esta simiente, que son los genes de Dios, estamos usando eso que puede dar la vida en respuesta a la fe, dará vida, una vida que no puede morir, que ha de vivir para siempre, que es incorruptible, que es eterna porque es nacida y concebida de simiente incorruptible, ¡Y ha sido re-engendrada o regenerada!

¿Ha sido regenerado? ¿Ha recibido una nueva vida dentro de tí? Esta vida está al alcance de todos.

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