Sermón Efectivo. Permítame compartir algunos consejos que le ayudarán a relajarse y comunicar un bosquejo como un amigo en vez de un enemigo. Primero, no trate de crear bosquejos que recuerde la gente. Me tomó años de predicación resolver esto. En este articulo tratare estos puntos, luego continuare desarrollando cada uno.
- No trate de crear bosquejos que recuerde la gente.
- Vea los puntos principales como finales, no como comienzos.
- Mencione sus puntos del bosquejo en oraciones completas.
- Piense en términos de movimientos en lugar de puntos.
Honestamente pienso que los oyentes serán edificados al llevar mis puntos del bosquejo a casa con ellos—sea en sus cabezas o, mejor aún, impresos. Sin un reconocimiento captado sea del pasaje o los principios en éste, ¿cómo es que la gente pondrá el texto en sus vidas? Por años he oído a Warren Wiersbe decir, “Un bosquejo no es un sermón.” Pero no lo entendía.
Finalmente, aprendí que un bosquejo se parece a un mapa. Le da direcciones a los predicadores. Ofrece un plano. El predicador tiene que tenerlo en mente pero la congregación no. Donald McDougall recuerda, uno de los más grandes cumplidos que he recibido fue dado inadvertidamente cuando una dama comentó después de un mensaje, “Llegué a darme cuenta que usted no tenía un bosquejo; simplemente fluyó.” De hecho sí tenía un bosquejo que estaba siguiendo, pero no llamaba la atención; así es como debería ser.
Cuando la gente se relaciona conmigo en un nivel personal, ¿mi esqueleto es importante? Claro que sí. Sin él no me podría sentar, parar, caminar, o abrazar. ¿Pero la gente con la que me relaciono necesita ver mi esqueleto? Absolutamente no. De hecho es mejor cuando no ven mis huesos saliendo a través de la piel. Un bosquejo funciona del mismo modo. Debe estar allí para que el sermón tenga estructura, pero no necesita ser la “Prueba Número Uno.”
Quiero que la gente se vaya con ideas formadas en sus mentes. Las ideas encajan en las mentes de las personas a través de imágenes y cuadros, no bosquejos. Quiero que la gente se vaya a casa con la verdad de Dios en la mente, y particularmente con un cuadro de lo que es esa verdad cuando es vivida en sus vidas. Aun cuando necesito mi bosquejo para que me ayude a comunicar las ideas y cuadros, la audiencia no necesita ver mi bosquejo así como tampoco necesitan ver las columnas metálicas que sostienen la pared de yeso de mi sala.
El contratista que hizo la estructura de mi casa, así como algunos voluntarios, me recordaba, “No estamos construyendo un piano.” En otras palabras, queremos una estructura fuerte, pero no tiene que ser una obra de arte pulida. No será visible cuando terminemos. Cuando predico, podría o no decir la misma oración de manera tan precisa como la he escrito en mi primer punto. La clave es que para cuando termine el primer punto principal, la idea que expresa se haya formado en la mente del oyente, o que yo haya comunicado la sección de la historia que describe.
Relacionado con éste se encuentra el segundo consejo: Vea los puntos principales como finales, no como comienzos. Solía luchar constantemente con bosquejar sermones de historia. La razón, que finalmente descubrí, es que aun cuando las historias funcionan por inducción, los bosquejos funcionan por deducción. Jon Franklin explica la diferencia entre un bosquejo de una historia o drama y el típico bosquejo la “Venganza del Maestro de Inglés” bosquejo (VMI):
Las oraciones en los bosquejos de VMI representan oraciones temáticas y por consiguiente especifican lo que viene al principio de la sección que se supone que representan. La primera oración en el bosquejo expresa la idea que abre la composición. Eso ocurre porque en la escritura “lógica” el escritor escribe primero su premisa, luego la desarrolla.
En la narración, por otro lado, la acción dramática que hace su punto viene al final de cada sección, donde pertenecen los puntos culminantes. Eso significa que sus oraciones representan finales, no comienzos.4
Comúnmente, un predicador saldrá de una introducción y mencionará el primer punto principal. Después de mencionar el punto principal, el predicador se moverá a un subpunto A, luego al subpuntos B, y así sucesivamente. Sin embargo, en el bosquejo de un sermón de historia, el predicador saldrá de la introducción y entrará en el subpunto A, luego subpunto B, y luego a más subpuntos. Sólo al final de los subpuntos emerge la idea en el primer punto principal. Cuando prepara su bosquejo debería indicar qué puntos serán desarrollados por inducción. Simplemente ponga “desarrollo por inducción” –en cursiva y en paréntesis—después de la oración del punto principal.
Bosquejo de Sermón de Génesis 22:1–19
Dios prueba a su pueblo forzándolos a escoger entre adorarlo a él o a los hijos que les ha dado(desarrollo por inducción).
- Dios prueba a Abraham con el mandato sorprendente de sacrificar a Isaac (vv. 1–2).
- Esta prueba fuerza a Abraham a escoger entre adorar a Dios o Isaac.
- Hoy en día los padres enfrentan la elección de adorar a Dios o a sus hijos.
(Gran idea) Lo más grande que puede hacer por sus hijos es adorar a Dios, no a sus hijos (desarrollo por inducción).
- Abraham hace que la adoración de Dios sea su prioridad (vv. 3–10).
- Dios interviene y reconoce la obediencia de Abraham (vv. 11–14).
- Dios regresa para reafirmar su bendición y promesa (vv. 15–19).**
- Adorar a Dios y no a sus hijos requiere la convicción que Dios proveerá (vv. 8, 14).
Un tercer consejo es mencionar sus puntos del bosquejo en oraciones completas. Haddon Robinson explica el fundamente de esta práctica:
Tenga en mente que cada punto en el bosquejo representa una idea, y así debería de haber una oración gramaticalmente completa. Cuando sólo hay palabras y frases como puntos, nos engañan porque son incompletas y vagas.
Las oraciones parciales permiten que el pensamiento se resbale por nuestras mentes como un balón engrasado.5
Escribir un bosquejo es una forma de pensar. Hará un corto circuito en el proceso de pensamiento si no escribe sus puntos en oraciones completas.
Finalmente, piense en términos de “movimientos” en lugar de puntos. El predicador David Buttrick, que defendió este cambio de puntos a movimientos, lo describe de esta manera:
Los sermones son un movimiento del idioma de una idea a otra, donde cada idea se forma en un bulto de palabras. Así, cuando predicamos hablamos en módulos formados de idioma ordenados en alguna secuencia modelada.Llamaremos “movimientos” a estos módulos del idioma.”6
El método de Buttrick ha suscitado la etiqueta “fenomenológico” a causa de su interés en la forma en que el idioma se forma en la conciencia humana. 7 Dice: “La conciencia grupal simplemente no puede manejar los cambios rápidos en los asuntos. Moverse de asunto a asunto en unas cuantas oraciones ‘asustaría’ a una audiencia… Formar cinco asuntos diferentes en la conciencia grupal requeriría por lo menos quince minutos de tiempo de exposición.”8 Así es como Buttrick defiende el desarrollo de los movimientos del sermón, durando aproximadamente cuatro minutos cada uno, para formar, imaginar y explorar una idea conceptual.9 Buttrick enfatiza la presentación de ideas a través de descripciones visuales, porque, “el pensamiento homilético siempre es un pensamiento de la teología hacia las imágenes.”10
Los evangélicos verán que el método de Buttrick le sirve a los sermones narrativos muy bien. El predicador quiere hacer más que un punto. Él o ella quieren que varios elementos de la historia—cierta escena, una conversación, una idea teológica—se formen en las mentes de los oyentes. La meta es trazar los movimientos en la predicación de la historia: “Primero, necesito decirles esto. Segundo, necesito decirles esto. Luego, planeo decirles esto.”