La Disciplina en la Iglesia (Descargar Gratis)

La Disciplina en la Iglesia. ¿Qué es la disciplina eclesial? En términos generales, la disciplina eclesial es una parte del proceso de discipulado, la parte en la que corregimos el pecado y dirigimos al discípulo hacia un camino mejor.

Los líderes de las iglesias quieren alcanzar a los incrédulos, pero este buen deseo produce una mala tentación: rebajar el evangelio a algo menor. Es relativamente fácil hablar acerca de la gracia de Dios, de amor incondicional y de fe. Es mucho más difícil hablar acerca de la santidad de Dios, del señorío de Cristo, de un arrepentimiento dado por el Espíritu Santo y de la responsabilidad de la Iglesia bajo el nuevo pacto.

Todas estas cosas exigen compromiso a las personas. Producen la obligación de ser responsables. Y cuando edificas una iglesia basada en un evangelio que pide poco compromiso y exige poca responsabilidad, la disciplina eclesial no tiene ningún sentido.

Imagínate una congregación que ha sido alimentada con la leche espiritual del “simplemente cree” y del “amor incondicional”. Supongamos que le dices a esa congregación que debería considerar excomulgar a Juanito porque ya no tiene seis años, sino veinte, y no ha cruzado la puerta de una iglesia desde que acabó el instituto hace dos años. No solo desconcertarás a la congregación, sino que chocarás literalmente con su comprensión
de lo que es el cristianismo, lo mismo que si intentaras conducir tu automóvil en contra dirección.

La Disciplina en la Iglesia

—¡Estás siendo demasiado crítico!
—¡Un Dios que ama incondicionalmente no disciplinaría a nadie!
—Eso suena a legalismo. ¡Somos salvos por fe, no por obras!
—¡Una vez salvo, siempre salvo!
Dicho de otra manera, se te echarán encima.

Pero ahora imagínate otra congregación, una cuyos líderes han enseñado el evangelio usando todo el consejo de Dios. A estos miembros se les ha pedido que antes de hacer profesión de fe calculen lo que cuesta seguir a Jesús. Han oído que el Reino de los cielos pertenece a los pobres en espíritu, a los de limpio corazón y a los pacificadores (Mt. 5:3-9).

Han oído que el Padre Celestial cortará todo pámpano que no lleve fruto porque el verdadero evangelio cambia a las personas realmente (Jn. 15:2). Han oído cuál es la diferencia entre sentir tristeza mundana y tristeza piadosa: en una sientes tristeza por ti mismo; en la otra sientes solicitud, indignación, temor, ardiente afecto y celo (2 Co. 7:10-11).

Es mucho más probable que la segunda congregación entienda que Dios el Hijo verdaderamente une a las personas consigo mismo y con su familia para vida y crecimiento. Entenderán que Dios el Espíritu Santo realmente crea una existencia nueva e integral dentro de ellos: que los cristianos verdaderos cambian. Ahora, diles a estos miembros que Juanito —que ya tiene veinte años— lleva dos años sin ir por la iglesia.

Seguro que no se encogerán de hombros y suspirarán lo de una vez salvo, siempre salvo, continuando con su ensayo de canciones de alabanza como si nada hubiera pasado. Tomarán el teléfono en cuanto puedan, e intentarán contactar con Juanito para invitarlo a comer y ver cómo le va. Le exhortarán a vivir como el cristiano que dice ser. Puede que hasta lo excomulguen, como último esfuerzo para ayudarle. Le aman demasiado como para no hacerlo. Aman demasiado a sus amigos incrédulos y a sus compañeros de trabajo como para no hacerlo.

La Disciplina en la Iglesia: Su contenido

Prólogo acerca de la serie, pág  9
Prólogo: El relato de los dos evangelios, pág 11
Introducción: El marco para la disciplina, pág  17

PRIMERA PARTE: ESTABLECER LOS PARÁMETROS

¿Qué es la disciplina eclesial? En términos generales, la disciplina eclesial es una parte del proceso de discipulado, la parte en la que corregimos el pecado y dirigimos al discípulo hacia un camino mejor. Ser discipulado significa, entre otras cosas, ser disciplinado. Y el cristiano se disciplina a través de la enseñanza y la corrección, como en una clase de matemáticas cuando el profesor enseña la lección y luego corrige los errores de los estudiantes.

Capítulo 1: Las bases bíblicas para la disciplina, página  29
Capítulo 2: El marco evangélico para comprender la disciplina, página  39
Capítulo 3: ¿Cuándo es necesaria la disciplina? página 53
Capítulo 4: ¿Cómo aplica disciplina la iglesia? página 77
Capítulo 5: ¿Cómo funciona la restauración? página 93

SEGUNDA PARTE: APLICAR LOS PARÁMETROS (CON EJEMPLOS REALES)

He preparado los siguientes ejemplos reales usando elementos de casos de la vida real en los que me he visto involucrado, o que por lo menos me han contado.

A pesar de que he usado elementos de la vida real, he alterado los detalles de varias formas, incluyendo el uso general de José y Ana.
Para no repetirme y ahorrar espacio, he evitado explicar detalles, pero en su lugar remito al lector al capítulo en el cual desarrollo el principio que utilizo. La referencia aparecerá entre paréntesis, por ejemplo: (cap. 3) o (intr.).

No pretendo que las decisiones tomadas en las siguientes páginas representen siempre la última palabra. Algunas de ellas pueden estar equivocadas. Aun así, representan el mejor intento de mi iglesia —o de otra iglesia— de aplicar el marco evangélico descrito en los capítulos 1 al 4.

Capítulo 6: El adúltero, página 105
Capítulo 7: El adicto, página 109
Capítulo 8: El transgresor que aparece en los medios de comunicación, página 115
Capítulo 9: La caña cascada, página 119
Capítulo 10: El miembro que no asiste a la iglesia, página 123
Capítulo 11: El no miembro que asiste fielmente a la iglesia pero la divide, página 127
Capítulo 12: El que dimite como miembro para no ser disciplinado, página 133
Capítulo 13: El que ha apostatado recientemente, página 137
Capítulo 14: El miembro de familia excomulgado, página 141

TERCERA PARTE: EMPEZAR A DISCIPLINAR

Mark Dever, un pastor con experiencia y un conocido abogado de la disciplina eclesial, comienza un artículo acerca del tema de la disciplina con estas palabras inesperadas: “¡No lo hagas! Esto es lo primero que le digo a los pastores cuando descubren la disciplina de la iglesia en la Biblia —les digo— ¡No lo hagas, al menos por ahora!”1.

Capítulo 15: Antes de disciplinar, ¡enseña! página 147
Capítulo 16: Antes de disciplinar, ¡organiza! página 155
Conclusión: ¿Preparado para empezar?

Un formulario para ayudar al pastor, página 161
Apéndice: Errores comunes que los pastores cometen cuando disciplinan, página 165
Índice de citas bíblicas, página 169

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